Ya es tarde, pero no me apetece mucho dormir. De manera que he pulsado el interruptor de la tele, a ver qué aparecía en la pantalla:
Era el quinquagésimo reportaje sobre la vida y muerte de Diana de Gales y... dudé entre cambiar de cadena o apagar definitivamente la caja boba. Pero mientras dudaba, el reportaje transcurría, adentrándose en el dolor de Diana el día antes de su boda, al enterarse de que su marido tenía una intensa relación con otra mujer.
Todos, a estas alturas, conocemos ya la historia y tenemos todos los ingredientes del culebrón... si no fuera porque el tal culebrón es una realidad que se ha repetido y repite millones e veces a lo largo y ancho de la historia del mundo.
No hay discusión sobre el papel que cada protagonista ha desempeñado en esta historia... y lo que más claro tiene el mundo entero es "cómo se puede abandonar a una mujer joven y guapa por otra más fea y vieja" (conste que estas palabras no son mías: por eso las he entrecomillado).
Independientemente de lo fea que pueda sonarme esta última frase, lo cierto es que su transfondo tiene miga, porque me resulta abolutamente incomprensible, no sólo en este caso, cómo es posible que hombres y mujeres caigan perpétuamente en la tentación de lo vulgar, cuando pueden disfrutar de lo sublime.
Mi abuela decía, cuando alguien abandonaba algo bello y elegante, por algo sin alma, tosco y vulgar, algo así como "tendrá música...". Y le he dado muchas veces la vuelta a esta frase, y la he colocado del derecho y del revés, pero nunca creo entenderla bien, porque ¿qué puede tener algo o alguien que carece de verdadera inteligencia, de sensibilidad, de todo rastro de belleza (y no me refiero a la externa), de ética, de respeto...de alma?.
¿Música?... quizás muchos pensamos que esa "música", en la mayor parte de los casos, reside en algún lugar bajo las profundidades del ombligo (por decirlo en alguna forma)... porque nada sino la fuerza de las vísceras puede pasar por alto cosas como la intención de hacer daño y de destruir: la maldad... la manipulación de las personas y las cosas para satisfacer los propios deseos.
Y, francamente, a estas alturas de mi vida aún no entiendo cómo las malas personas pueden "caer en gracia" y ser amadas por aquéllo que debiera repeler a cualquiera.. a menos que esos "cualquiera" carezcan igualmente de escrúpulos y conciencia...
Mientras el mundo entero le siga aplaudiendo la "gracia" a semejantes elementos, seguiremos como estábamos: de cráneo. Y es que a estas alturas ya ni siquiera basta con no reir con otros: son demasiadas las ocasiones en las que miramos a otro lado y hacemos verdad el refrán "Quien calla, otorga".
Y por si sale a colación, sí: ETA y sus cachorros son bestias, al igual que Pinochet, Hitler y tantos otros que han poblado de pesadillas de muerte el sueño de millones de seres. Ellos han tenido y tienen padres, hijos, amantes, esposas, amigos... que les amaban. Imagino que hay que ser un monstruo para poder amar a otro monstruo... aunque no puedo concebir que sepan siquiera qué es el amor. Y lo peor viene ahora: que no hace falta ejemplificar esta entrada con los grandes depredadores de nuestra Historia... porque el Mal puede vivir en la misma escalera, en la puerta de al lado o... bajo nuestro mismo techo...